Cuajada de anís, rollo de nueces y miel, chocolate y fruta fresca (Postre de Navidad)

Antes de comenzar con este rico postre os recuerdo que aún sigue en pie el sorteo del bogavante para dos, quién aún no haya tenido la oportunidad de participar sólo tiene que picar en este enlace, en él explico de qué forma puedes llevarte a casa el bogavante, es muy sencillo, por lo que si no lo hiciste hasta ahora todavía puedes participar.

De la misma manera que el otro día comentaba que asocio el marisco a las fiestas que se aproximan, me ocurre lo mismo con el anís, lo identifico automáticamente con la Navidad. Y no cualquier anís, hoy la receta vendrá de la mano de Anís del Mono, un clásico que seguramente todos hemos disfrutado alguna vez en casa por estas fiestas. Y luego, junto a la familia, quién no ha usado la botella como instrumento a la hora de cantar villancicos, una copita de Anís del Mono y un buen trozo de turrón y ya tenemos media armada la fiesta. Me hace ilusión cocinar con Anís del Mono, pues aquí en Badalona la empresa es prácticamente una institución. La Fábrica es una joya modernista que se ha conservado por su valor artístico y patrimonial. Su historia es muy curiosa, comienza a finales del siglo XIX y a lo largo de los años el mito no ha hecho más que crecer.

Disfruto mucho cuando voy a un restaurante pijo (cosa que desgraciadamente no sucede muy a menudo) y llega la hora del postre, si puedo me pido un surtido de estos en los que puedes probar muchas cosas, con varios sabores, con diferentes texturas, incluso con muchos colores, soy el más feliz del mundo, hasta que me traen la cuenta, claro... Pues inspirado un poco en esta idea, he preparado un postre que entra por los ojos y, lo más importante, que está muy rico. Vamos a necesitar:

- Un sobre de cuajada

- Un chorreón de anís del mono

- Un chorreón de colorante alimentario líquido rojo

- Unas cucharadas de anís

- 500 ml de leche

- Unas hojas de brick

- 80 gramos de nueces peladas

- 40 gramos de miel

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- Fruta fresca (en este caso naranja)

- Unas bolitas de chocolate

- Azúcar glas

Vamos a comenzar preparando la cuajada de anís, para ello seguí las instrucciones del fabricante: disolví el contenido del sobre en un vaso con 250 ml de leche. Calenté otros 250 ml en un cazo y cuando hirvió añadí la disolución anterior, removiendo hasta que volvió a hervir. En ese momento añadí un chorreoncito de anís y otro de colorante rojo. No suelo utilizar nunca colorante, incluso creo que, si no me falla la memoria, es la primera vez que lo hago en el blog. Pero tenía dos razones para hacerlo: la primera dar color al postre y hacerlo más atractivo. La segunda jugar un poco a las personas que terminen probándolo, al verlo rojo supongo que lo primero que a uno se le viene a la cabeza es que es de fresa, cuando al probarlo encontraremos que tiene un ligero gusto a anís.

Luego retiré el cazo unos segundos del fuego sin dejar de mover, de nuevo lo coloqué en el fuego hasta que hirvió otra vez. Al final vertí en los vasitos la cuajada y los dejé reposar 4 horas en el frigorífico, tapando los vasos con un papel de aluminio, para que no se formara la capa de crema en la superficie.

Recuerdo una vez más que cuando usemos alcohol en una receta debemos hacerlo con moderación y si hay niños mucho más, en este caso no me pase con la dosis de anís, la idea era que tuviese un sabor ligero.

Los rollos se hacen de una manera muy sencilla también: bastará con poner en la picadora las nueces peladas, daremos un golpe, hasta que se deshagan un poco, la idea es que se conserven trozos, no haremos polvo de nueces. Luego mezclaremos los trozos en un bol con la miel. Cortaremos unos rectángulos con las hojas de brick y rellenaremos con esta mezcla con la ayuda de una cuchara. Después haremos unos canutillos y los pondremos en la bandeja del horno, sobre una lámina de silicona para que no se peguen, durante unos diez minutos aproximadamente, o hasta que se doren.

Luego no quedó más que servir el postre: en un plato puse un vasito de cuajada de anís, un recipiente con bolitas de chocolate, el rollo de miel y nueces, y los gajos de naranja. Hubiese sido también buena idea poner un trocito de turrón. Por encima esparcí un poco de azúcar glas, con la idea de decorar la presentación. Un postre navideño ligero, que se come casi sin sentirlo, que lleva fruta, chocolate, lácteos... a ver quién puede resistirse a semejante tentación.

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Para la elaboración de esta receta he recibido muestras de Anís del Mono a la que agradezco su colaboración.