Torrijas de vainilla y canela con fresón de Huelva

¿Cómo ha ido la Semana Santa? Espero que muy bien. Nosotros hemos estado por alguna procesión, y torrija va y torrija viene... cuando uno tiene una fuente por delante como ésta de la foto es imposible resistirse. El otro día vi en internet que era el Día de la Torrija, la verdad es que no tenía ni idea, siempre voy tarde en este tipo de celebraciones. Es más, me pregunto si hay algo sobre la tierra que no tenga su día: el Día de la Torrija, el Día del Queso, El Día de la Suegra, el Día del Vino, ¿habrá Día de las Sandalias de Plástico del número 40? Realmente no lo sé, pero me parece sinceramente que pretenden que celebremos demasiadas tonterías...

Hay varias razones por las que me decidí a hacer torrijas: la primera es porque supuse que quedarían muy buenas, la segunda es porque me gusta seguir las tradiciones, (las de toda la vida, no estas que ahora intentan meternos por narices) y las torrijas son típicas de estas fechas pasadas, aunque confieso que por Semana Santa en mi casa hemos comido toda la vida arroz con leche; la tercera es porque mi mujer apareció en casa con una caja de fresones de Huelva y pensé que tenía que hacer algo para convinarlos. La cuarta es porque la Editorial Larousse me mandó un libro estupendo llamado "Postres" y quería hablaros de él un poquito. Es una obra del prestigioso repostero Pierre Hermé que resuelve todo tipo de consultas, explica cómo adentrarse con éxito en el mundo de la repostería y ayuda a profundizar en todo lo relacionado con los postres. Una amplia selección de 750 recetas, un calendario gastronómico de postres para fiestas, más de 500 fotografías y un glosario de términos de pastelería en un libro con varias reediciones en su haber. Dentro podremos encontrar la receta del Pastel Ruso, del Tronco de Navidad con Castañas, del Pudín de Calabaza, de los Mantecado de Coco, de las Tartaletas de Maracuyá...

Escojo esta receta porque es sencilla y pienso que es una buena forma de recomendar el libro, porque bien es cierto que trae postres mucho más elaborados, pero no quería asustar a nadie. Me parece una buena idea comenzar con algo fácil y cuando vayamos cocinando podremos encontrar en el libro otra serie de postres con los que adentrarnos un poco más a fondo en el mundo de la repostería. Al principio del libro encontraremos un glosario con medidas, ingredientes, aparatos utilizados, preparaciones básicas... que nos ayudará mucho a la hora de elaborar nuestros postres. Además dentro de unos días celebraremos Sant Jordi y si estás buscando un libro de recetas este podría ser una opción estupenda. Por supuesto que no se nos olvide también la rosa.

Como hago normalmente la receta la he adaptado a mi gusto, o más bien a mis circunstancias, en el libro utilizan brioche duro para elaborarlas. En cambio yo usé unas rebanadas de pan de molde sin corteza que tenía en casa. En este momento habrá quien esté pensando que estoy loco, y que lo mejor es usar pan para torrijas. Sólo puedo decir que quedaron muy ricas, con una textura inmejorable, no digo que haya que usar este pan pero si digo que si lo usas te quedarán de miedo.  Tampoco usé mantequilla, sino aceite de girasol. Dentro del libro podréis encontrar la receta original que nos propone el autor. Yo en cambio he usado los siguientes ingredientes:

• 1/2 lito de leche
• 1 cuchada de café de azúcar de vainilla
• 100 gramos de azúcar
• 7 rebanadas de pan de molde sin corteza
• Aceite de girasol
• 2 huevos
• Azúcar glas
• Canela molida
• Fresones de Huelva

Primero puse a cocer la leche con el azúcar de vainilla y 80 gramos de azúcar hasta que hirvió, entonces la aparté y la dejé enfriar. Puse el aceite en una sartén a calentar. Corté cada rebanada de pan en cuatro trozos más o menos iguales, con la idea de hacer unas torrijas pequeñas. Batí los huevos como para tortilla con 20 gramos de azúcar. Sumergí cada trozo de rebanada de pan en la leche fría, luego la pasé por el huevo batido. A continuación freí cada torrija, dándoles la vuelta, hasta que se doraron. Al sacarlas del aceite las puse en un papel de cocina para que dejaran el exceso de aceite. Luego les esparcí canela molida y azúcar glas. En cada una de ellas coloqué un fresón de Huelva. Seguramente no son las auténticas, pero doy fe de que quedan unas torrijas con aroma de vainilla y canela que quitan las penas del sentío... además el toque del fresón de Huelva las hace aún más irresistibles.

Aquí me quedo, hojeando de nuevo el libro, a ver qué postre encuentro que me seduzca, que ya casi no recuerdo el buen sabor de boca que me dejaron estas torrijas...

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Para la elaboración de esta receta he recibido muestras de la Editorial Larousse a la que agradezco su colaboración.